Durante la ocupación de la Facultad el pasado semestre andaba yo vagando por mi casa y encontré un libro de este filosofo que me hizo gracia al instante. Elogio de la ociosidad. Me pareció muy adecuado para el momento y lo leí. Siempre había sentido simpatía por este autor cuando estudiábamos (algo, más bien poco) su pensamiento en las clases de filosofía del Bachillerato. Es un personaje curioso: matemático y filósofo, activista pacifista y, sobretodo, una persona culta y moral.
Me encantaron algunas de sus reflexiones que de tan tontas como parecían en el fondo eran brillantes. Russell pretendía cambiar el mundo a partir de la razón, venerando a ésta por encima de todo, como llave a la felicidad... Refutando que el tópico de que el ignorante es el dichoso, el descubre y desea compartir una vida mejor, más plena para todos. Por eso, nos dejó una de las citas más ciertas que he leído: "muchas personas preferirían morir antes que pensar, pero en realidad, eso es lo que hacen".
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